La Orgía de Enrique Buenaventura fue presentada en los auditorios descentralizados del Centro Cultural Británico. Al término de cada función se realizó un teatro foro con el propósito de encontrar respuesta y diversas opiniones del público asistente con respecto al reflejo de lo visto con nuestra sociedad. Las reacciones fueron positivas y estamos agradecidos por eso. Aquí una muestra:
La primera por Eder Guarda
http://elescenarioimaginado.blogspot.com/2012/04/aquellos-buenos-tiempos.html
Aquellos buenos tiempos
En la agrietada casucha de “La orgía” las envejecidas promesas asoman como recuerdos grises de épocas mejores. Aquellas vividas alguna vez pero que, al desvanecerse, perduran aún en la memoria como un fugaz escape al presente.
“La orgía”, del dramaturgo colombiano Enrique Buenaventura (1925-2003), recoge esta alegoría pasatista desde la mirada de una anciana. Desde su publicación en 1973, esta obra –una de las más importantes de la dramaturgia de Colombia– no se ha deslucido, sino que reverdece en cada retorno a escena.
Y sucede así con el poético desencanto presentado en el montaje deButaca Teatro de Grupo. Una alerta para descubrir que, a pesar de la nostalgia, el pasado oculta los fracasos irreversibles que explican el presente: el único lugar en el que es posible edificar el futuro.
El rito de los 30
Cada fin de mes una excéntrica anciana (bien interpretada y caracterizada por Lucero Dávila) reúne a un grupo de vagabundos para recrear pasajes de una vida que se resiste a olvidar. Un poco de comida, licor y un mísero pago es el precio suficiente para convencerlos y evocar, en sus delirios, a príncipes, generales, gobernadores y autoridades eclesiales, hoy lejanos.
Tras discutir por dinero con su hijo, un mudo lustrabotas (Miguel Vergara), la mujer recibe a Jacobo (Martín Velásquez) y Pedro (Herbert Corimanya). Luego llegan un general sin una pierna (Ángel Morante) y un irreverente obispo (Katya Castro). Todos ellos sometidos a un extraño rito de representación que sólo transmite nostalgia y soledad.
Y es la atmósfera presente en cada rincón de su escenografía: muebles viejos, un retrato antiguo y un baúl con el vestuario ocasional para sus invitados. La estética de la pobreza, las luces mortecinas que caen sobre el escenario y los rumores de Caminito, un tango escrito en 1926, bastan para comprender que aquellos días felices finalmente se han ido.
Parodia de la vida
“La orgía” es una puesta con un realismo metafórico que sobrecoge. Motivados por el hambre o unas pocas monedas, los mendigos se trasforman en títeres que encarnan a políticos, militares o clérigos, personajes signados por apetitos terrenos y condenables. Este juego de ‘Teatro en el teatro’ se enriquece con elementos de farsa, crueldad y humor negro que aporta Buenaventura.
La dirección de Martín Medina y el trabajo de sus actores son impecables. Sobre esa suma se construye un dinámico montaje que intercala secuencias entre la sensatez y el delirio. Por momentos, la anciana, perdida en sus ensoñaciones, es seguida por los vagabundos, pero, al no conseguir su objetivo, la retornan a la cordura, deleitándonos con estampas de crítica social y decadencia moral muy contemporáneas.
Buenaventura entregó a Latinoamérica un texto vigente, aún cuando fue publicado hace unos cuarenta años. “La orgía” se presentará en dos últimas funciones en el ciclo de Teatro Itinerante que recorre las sedes de la Asociación Cultural Peruano Británica y que nos ha regalado una grata muestra escénica de Colombia y, sobre todo, latinoamericana.
Ficha técnica
“La orgía”, de Enrique Buenaventura.
Dirige: Martín Medina López.
Actúan: Lucero Dávila, Miguel Vergara, Martín Velásquez, Herbert Corimanya, Ángel Morante y Katya Castro.
Crédito de fotos: Butaca Teatro de Grupo
La segunda por El Oficio Crítico de Sergio Velarde (Crítica Teatral)
http://eloficiocritico.blogspot.com/2012/05/critica-la-orgia.html
La orgía: la vigencia de Buenaventura
Dentro del ciclo de obras teatrales presentado por el Centro Cultural Británico en sus diversos auditorios descentralizados, cabe resaltar la nueva puesta en escena de La orgía, pieza capital de Enrique Buenaventura, que a través del efectivo recurso de presentar teatro dentro del mismo teatro, consigue una acertada crítica hacia el sistema. La ironía y el sarcasmo son elementos cruciales para conseguir el efecto esperado con esta sencilla anécdota, en la que los decadentes personajes que intervienen asumen diversas personalidades, con el único propósito de sobrevivir en su implacable mundo.
Una excéntrica y harapienta mujer, luego de discutir con su hijo sordomudo, planea realizar en su paupérrima vivienda, como todos los meses, una orgía en compañía de otros mendigos y una enana, a quienes convence por unos cuantos centavos y un poco de comida. Durante esta celebración, de fuertes tintes brechtianos, la mujer recuerda aquellas épocas en las que pretendía ser una aristocrática dama, mientras cada uno de los convidados interpreta un papel determinado en su fantasía. Al final de la estrafalaria comedia, repleta de un feroz humor negro, la tragedia aparece con un contundente desenlace, que nos hace reflexionar sobre las grandes coincidencias existentes entre el ritual representado y nuestra propia realidad.
Buenas actuaciones del elenco, destacando el Mudo de Miguel Vergara y la Enana de Katya Castro. El director Martín Medina consigue una muy digna reposición de este clásico montaje, luego de la temporada dirigida por él mismo en el 2008 en la AAA. Con elementos sencillos y estéticos a la vez, muy respetuosos con la propuesta inicial, La orgía de Butaca teatro de grupo mantiene intacto el mensaje del dramaturgo colombiano Enrique Buenaventura, quien representó simbólicamente en este festín, desde su publicación en 1973, a nuestra golpeada sociedad presa de la violencia y la pobreza. Sin duda, esta obra, la más representada de su autor, constituye un ícono de la dramaturgia latinoamericana y siempre resulta recomendable su visión cada vez que llega a escena.
Sergio Velarde
05 de mayo de 2012
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